Por Daniel Granatta
e-mail [email protected]
twitter @danigranatta
Marco, Rafahu, Heidi y Guillermo llegaron poco a poco a la agencia donde trabajo a mediados de aƱo. De ellos sĆ³lo conocĆamos su voluntad de estar aquĆ, sus respectivos portafolios y lo pintoresco de que todos ellos provinieran del ādepartamento interactivoā de una misma agencia situada en la Ciudad de MĆ©xico. No parecĆa que les fuera mal, sino todo lo contrario. De hecho en las dos Ćŗltimas ediciones del CĆrculo de Oro a las que enviaron piezas (y en las que fueron ampliamente galardonados), podĆa apreciarse en el trabajo de los cuatro (y supongo que en el del resto de ese equipo) un talento diferente, una mano muy buena e ideas que iban un poco mĆ”s allĆ” de lo habitual que se da en MĆ©xico en formatos online, como los banners. Mayoritariamente banners. Que no es poco, porque donde hay una mecha suele haber explosivo al final de la misma.Ā
Nadie sabe cĆ³mo ni por quĆ© terminaron los cuatro en Saltillo, dĆ”ndole un barniz distinto y mejorado a cada cosa que tocan aquĆ, cada uno desde su propio prisma, pues tienen distintos perfiles. De hecho los cuatro, por sĆ solos, podrĆan formar una agencia que compitiera a muy buen nivel en este mercado. Pero tambiĆ©n se impregnan de lo que viven aquĆ, de la gente que les rodea y de las responsabilidades que les dan, y entonces el talento que ya tienen se amplĆa y se vuelve hĆbrido. HĆbrido quiere decir que eres muy bueno en una o dos cosas y que, por necesidad, desarrollas una tercera o incluso cuarta habilidad que te vuelve no imprescindible, pero sĆ muy importante y necesario. Y caro. Porque hay que ser dolorosamente extraordinario en algo para ganarte la vida al hacer esa Ćŗnica cosa, asĆ que es mejor crecer para aportar un plus al supuesto trabajo por el que te contratan. Pero nadie crece ni se vuelve hĆbrido con hacer siempre lo mismo, se necesitan nuevos retos y, sobre todo, mentores que cultiven y que tambiĆ©n estĆ©n dispuestos a ser cultivados por sus alumnos.Ā
Parece ser que al anunciar sus respectivas salidas no hubo demasiado alboroto, sĆ³lo unā¦ āsuerte, hasta luegoā. Pero despuĆ©s de ver aquĆ el Ćŗltimo par de proyectos en los que han participado, lo Ćŗnico que acierto a pensar es en cĆ³mo diablos puede no haber alguien que cuando estos cuatro individuos dicen que se van a Saltillo, levante la mano y grite que se paren las mĆ”quinas. Porque el problema no es que se vayan ahora, sino que el dĆa en que la inexorable realidad alcance a todas las agencias mexicanas y se les demande conocimiento digital para realizar una comunicaciĆ³n integrada real (en vez de comerciales de 30ā de dudosa calidad en el 85 por ciento de los casos, junto con alguna grĆ”fica y activaciĆ³n o acciĆ³n online), hasta esta agencia que dejĆ³ escapar a nuestros protagonistas tendrĆ” que buscar y pagar expertise real, del que cuesta (mucho) dinero. Veremos entonces si pueden pagar lo que costarĆa que los cuatro regresen a filas, o mejor aĆŗn, si el proyecto que tienen para ofrecer hace que alguno de los cuatro se plantee regresar.Ā
Cuando un grupo de trabajo tan talentoso se cita en el mismo sitio y a la misma hora, alguien deberĆa voltear a mirar hacia allĆ” y revisar, no la superficialidad del corto plazo, sino la profundidad del medio y largo. Y pensar en cĆ³mo hacer crecer a ese grupo para aportar valor al total del trabajo de la compaƱĆa, aunque eso implique salirse de la propia zona de confort. Porque es complicado encontrar talento, pero tenerlo sin saber y dejarlo ir es probablemente una de las mayores desgracias que le puede ocurrir a una agencia.
En mi opiniĆ³n, la grandeza de un director creativo no deberĆa medirse por el nĆŗmero de Leones, CĆrculos de Oro o toda esa faramalla con la que en los cĆrculos publicitarios acostumbramos a medĆrnosla, sino por la cantidad de personas que ese director creativo inspira y deja como legado, incluso cuando uno o los otros ya no estĆ©n. Hacen falta mentores y no wannabe de rockstars. De estos Ćŗltimos hay muchos y, maestros, no tantos.Ā
Mirar hacia dentro, a la gente de uno, en vez de tanto mirar hacia fuera y a nuestro ombligo. Es asĆ como uno se percata de que es mĆ”s barato formar al talento que contratarlo. Contratemos claro, pero verdadero talento, no talento mediano junior que se autodenomina talento creativo senior. Pero sobre todo cultivemos el que ya existe. Y esto no es una elecciĆ³n, es una necesidad de supervivencia para todo encargado creativo de cualquier agencia que estĆ© implicada en medios tradicionales, porque cuando ese talento que se fue, regrese (si es que llega a regresar), no lo harĆ” como subordinado sino que pasarĆ” por encima de las cabezas de los que un dĆa pudieron ser mentores y eligieron ser rockstars. Lo mĆ”s triste para estos Ćŗltimos es que el atropello serĆ” involuntario y los reciĆ©n llegados ni siquiera se detendrĆ”n a mirar.Ā
Cuando nos quejamos de la crisis creativa de la industria publicitaria mexicana nos encontramos, como agencias, excusas de todo tipo: āmi cliente no arriesgaā, āla gente es muy juniorā, āno hay budgetā, ā¦, en vez de preguntarnos si realmente nos preocupamos por cultivar el talento para revertir esa situaciĆ³n, en vez de canibalizarlo de forma salvaje, exprimiĆ©ndolo y malpagĆ”ndolo y premiĆ”ndolo con la moneda equivocada. El talento no quiere promesas, dinero ni utilidades, sino aprender y crecer cada dĆa, para ver el futuro en la parte de delante de la calle, en vez de en la banqueta de enfrente.
ĀæAlguno de ustedes camina de lado? ĀæVerdad que no? Pues lo mismo deberĆa ocurrir con la visiĆ³n de quien rige creativamente una agencia. Mientras tanto, le enviamos desde estas lĆneas un saludo y mucho Ć”nimo a todos los Marcos, Rafahus, Heidis y Guillermos del mundo.